Estructura del Tarot
En la baraja del Tarot hay tres grupos de cartas: los arcanos principales, también llamados mayores, son arquetipos o ideas universales presentes en el inconsciente colectivo, que cambian de acuerdo con la evolución de la humanidad. También representan estados de conciencia y su manifestación práctica que va desde el potencial absoluto del loco hasta la plena realización del universo.
Las cartas de la corte de la realeza dejan de ser personas, hombres y mujeres con determinadas características psíquicas o físicas que aparecerán y desaparecerán y traerán felicidad o desgracia, hasta convertirse en dieciséis tipos de personalidades que, dependiendo de la posición en la que aparezcan, indican máscaras o actitudes. ficticio.
Los cuarenta Arcanos Menores son expresiones de la vida rutinaria en cuatro aspectos:
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El traje de los bastos (con el elemento fuego) muestran cómo el consultado expresa su energía, que va básicamente desde su profesional, pero también evalúa sus manifestaciones instintivas.
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Las copas o traje de agua muestran el estado emocional.
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Las espadas (o el aire en que ellas viajan) indican nuestro estado de ánimo y cuáles son sus mecanismos más habituales.
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Finalmente, los discos, pentáculos o moneda (que también evocan el elemento tierra) revelan nuestra relación con nuestro cuerpo físico y el mundo material en general.
Debe observarse cómo existe un paralelo preciso entre la estructura del Tarot y la del modelo humano que facilita la entrada a los recesos profundos de la psique.
En rigor y a la luz de un tarot terapéutico, los viejos sistemas de lectura del Tarot como: presente, pasado y futuro ya no funcionarán si queremos poner y centrar la cuestión de la auto transformación del ser: tratar con patrones de comportamiento, sistemas de creencias, miedos y bloqueos que necesitan ser disuelto junto con las actitudes que deben tomarse.